Un empinado sendero desciende por Padules al encuentro del rio Antarax.
Equipados con calzado que nos permite avanzar por el agua abandonamos el camino y continuamos por el cauce del río.
Una agradable sensación de agua fría tonifica nuestras piernas que atentas a no resbalar sortean, pasan o incluso trepan las rocas que por doquier invaden el río que desciende con el agradable murmullo del agua que corre.
Nos sorprende una vegetación tan abundante que llega a formar pequeños túneles de ramas y cañas por los que avanzamos y que junto al olor de las plantas (hierbabuena, cañas, eucaliptos, higueras, culantrillos) que invaden los márgenes del rio nos hace exclamar a cada rato ¡¡Qué bonito!!.
En algunos tramos el agua se embalsa y forma pequeñas piscinas naturales que invitan a descansar.
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